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La Barriga es Mía,…Pero el Muchacho, No Sé



En una noche de parra y bohemia la conocí yo  a ella,
Y ella me conoció a mi. 
Nos conocimos.

Yo hablé  con ella, y ella habló conmigo.
Hablamos,
Y Entre tragos y sonrisas le tomé  sus manos y ella, tomó  las mías.
Nos agarramos.

De forma inesperada, besé su boca y ella, ella beso la mía

Mordí suavemente sus labios, y ella, ella mordió los míos 

Y así entre caricias, abrazos y otras tantas cosas, la llevé a la cama,  y ella fue conmigo.

Despacio, lentamente,  fui quitando toda su  ropa, y ella me quitó toda la mía.

La miré, ¡oh Dios! que hermosa es, ¡qué privilegio el mío!, pensé, y ella  me miró, pero realmente, no sé qué pensaría, sólo sonrió, al verme desnudo, como diciendo, bueno, esto es lo que hay.

Entonces hicimos el amor, con furia, con  fuego, con locura, así,  hicimos el amor, yo con ella, pero no sé sí ella lo hizo conmigo, o con algún amor del pasado, pasado, o del pasado reciente, pero igual lo disfruté, quedé encantado.

Y así  tantas veces hicimos el amor, yo siempre con ella, pero no sé si ella siempre lo hizo conmigo, y de ella yo me enamoré, pero  no sé si de mí ella se enamoró, es más, ni siquiera me importó. Es que  por ella me asfixié.

Tanto  así, que entiendo que la barriga es mía,…pero el muchacho, no sé.
 
Con Dios siempre.


Por LEONARDO CABRERA DIAZ 

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